domingo, 20 de diciembre de 2015

20-D: La vieja contra la nueva España

Elecciones para la historia. Un recorrido por los mítines de los principales partidos refleja que el abuso descarado de los que controlan el poder y el hábito clientelista de la ciudadanía siguen instalados en la España del siglo XXI.
Indecisos. Una joven madrileña espera el bus entre los carteles de campaña de Pedro Sánchez (PSOE) y Mariano Rajoy (PP)

John Carlín. El País
Cuatro días, cuatro mítines electorales, dos mil kilómetros recorridos. Muchos castillos, murallas, iglesias, olivos; jamón, morcilla, lechón y vino. España es un antiguo país de antiguas tradiciones –en lo cultural y también en los hábitos políticos–.

Se fue Francisco Franco y vino la Transición pero la payasesca reverencia ante el poder, el abuso descarado de los que lo controlan y el hábito clientelista de la ciudadanía ahí han seguido, más época medieval que siglo XXI.

La aparición en la contienda electoral de dos partidos jóvenes, Ciudadanos y Podemos, sacude la vieja arquitectura. Los españoles van a votar debatiéndose entre quedarse con su ancestral conservadurismo o dar un salto a lo desconocido.
 

El lunes estuve en Ávila, con Ciudadanos; martes con el PSOE en Badajoz; miércoles con Podemos en Valladolid; jueves con el PP en Barcelona. En la radio en el coche oí la noticia del puñetazo que le dio un joven de 17 años al presidente del Gobierno y líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, metáfora salvaje de la disputa esencial de estas elecciones entre lo joven y lo viejo.

Ciudadanos
Cola durante tres cuartos de hora para entrar en el pequeño teatro de la Caja de Ávila; aforo: unas 500 personas. Un altavoz montado en un coche intenta lavarme el cerebro con consignas grabadas, repetidas una y otra vez: "Se acabaron los privilegios; Gobierno de manos limpias; nuevo proyecto; un país de oportunidades; ilusión; se acabaron los privilegios…" Música de Coldplay y un hombre con aire sereno sube al escenario. Aludiendo sin confesarlo al famoso anuncio de la marca Nike dice que "imposible solo es una opinión"; que su partido propone "reformas para que España por fin entre en la modernidad", que "la ilusión va a vencer el miedo". Pero que nadie se asuste: "El programa electoral es realizable, el cambio será sensato".
El líder Albert Rivera, que lleva zapatos marrones con cordones rojos, profundiza en la idea. "Reforma pero no ruptura; cambio, pero no revolución". Y nos recuerda: "la nueva política vence a la vieja", "llega la segunda transición". Rivera es el primo listo de la familia que todos tenemos y en secreto envidiamos pero su lenguaje corporal no transmite la misma convicción que sus palabras. El público corea "¡Presidente! ¡Presidente!" pero no está claro que él mismo, a sus 36 años, se lo crea.
Partido Socialista Obrero Español (PSOE)
 Un recinto ferial del tamaño de medio campo de fútbol, a la entrada una mesa donde dos señoras venden merchandising: ositos, paraguas, relojes de color rojo. Adentro, ondean banderas al compás del himno triunfal del partido. El volumen alcanza decibelios que rozan el peligro a la salud. El montaje es más made for TV que pensado para los cinco mil y pico presentes, muchos de los cuales charlan entre sí durante los discursos, como si se tratara tanto de un gran encuentro familiar como de un acto político. Y, efectivamente, alguien les chilla desde el escenario que forman parte de "la familia socialista" cuya cabeza es el telonero en jefe de la noche, el legendario Felipe González, antiguo presidente del Gobierno al que la multitud había venido a ver, más el alma del partido, aún hoy, que su joven y guapo sucesor Pedro Sánchez.
El abuelo González habla desde el podio como si estuviera ante un grupo de amigos en el salón de su casa. Rebosa la sagacidad de un hombre que permaneció en el poder durante 14 años y la astucia de un viejo zorro curtido en mil batallas políticas. Como tal, ataca sin piedad al peligroso rival del PSOE, Podemos, en su flanco más débil, la asociación de sus líderes con el catastrófico Gobierno chavista de Venezuela, de la que se han querido distanciar. Lo cual le sugiere la desdeñosa frase, "el baile de disfraces de Podemos". El mensaje queda claro: el PSOE es digno de fiar; Podemos, no. El problema para los votantes indecisos que lo ven en televisión es que González no solo no compite en las elecciones, sino que representa a la también desdeñada “casta” de la que Podemos se ríe.
Podemos
Un teatro moderno de madera color claro. Hablan tres antes del líder, Pablo Iglesias, todos con aspecto rebelde veinteañero: pelo largo, o pendiente en la oreja, o minifalda. Cada vez que uno menciona a Felipe González el público (joven, muchos selfies) abuchea, como cuando Cristiano Ronaldo toca el balón en el Camp Nou. Gritan "¡remontada! ¡remontada!", lo cual refleja una sorprendente fe en los sondeos, y cantan A por ellos, ¡oé! El profesor Iglesias acabaría con una sesuda y didáctica exposición de su política económica pero el ambiente que generan sus animadores es ferviente, moral y futbolero. Romántico también, siempre con un trasfondo implícito religioso. Van, como Jesucristo, "contra los poderosos" y a favor de los pobres, los hambrientos y la igualdad. "Esto trasciende la política, es una actitud frente a la vida", anuncia uno; “en la lucha para ser felices somos invencibles", proclama otro.

Partido Popular
A mitad de camino entre el plasma y el mundo real, Rajoy se presenta en un salón estilo Versalles en el Hotel Palace de Barcelona. Un público acorde con la estética del lugar, la mayoría hombres vestidos con traje oscuro y corbata sentados en mesas con manteles que llegan al suelo. Es el medioambiente natural de Rajoy, que aparece, apenas 16 horas después del puñetazo por el que esta campaña electoral siempre será recordada, fresco como una lechuga. Resaltando el éxito de su gestión durante los últimos cuatro años, recitaría una estadística económica tras otro en un admirable ejercicio de memoria.

El que lo presenta, Jorge Fernández Díaz, nos prepara para la gesta recordando una anécdota personal: durante el Mundial de fútbol de 1982 Rajoy le había sabido decir todos los nombres del once titular de la selección griega. Fernández Díaz, el ministro del Interior, aprovecha el asalto de la tarde anterior para recordar al electorado español ante las cámaras de televisión que Rajoy es un líder clásico.

Rajoy representa una idea conservadora de una vieja España; el PSOE, una idea más progresista de la misma. La nueva España que promete Ciudadanos se construiría con reformas pragmáticas, la que pinta Podemos promete una vida feliz basada en un principio moral de igualdad. Muy pronto sabremos con quién van los corazones y las cabezas de los españoles.

Un vistazo a la biografía de los candidatos

Rajoy es un hombre de 60 años, alto y con barba gris. Defiende políticas sociales conservadoras y se alinea con la Iglesia católica contra el aborto.

Pedro Sánchez, de 43 años, fue profesor universitario de economía y era un desconocido para la mayoría de los españoles hasta que fue elegido como líder del principal partido de la oposición, el PSOE. Exjugador de baloncesto.

A los 36 años, Albert Rivera es el candidato más joven. Empezó a hacer campaña hace apenas un año, pero sus políticas moderadas y afines al mundo empresarial, así como su promesa de perseguir la corrupción, han atraído a los votantes.

El profesor de ciencias políticas Pablo Iglesias y su partido de izquierda radical Podemos quieren romper el molde de la política española. Iglesias tiene 37 años y prefiere los jeans a los ternos. Podemos nació de las grandes protestas callejeras de Madrid en 2011.

En cifras
36, 5
millones de electores podrán votar hoy en España

350
escaños tiene el Congreso. 186 son del Partido Popular.  PSOE tiene 110 congresistas

21%
es la tasa de desempleo en España 

http://redaccion.larepublica.pe/

No hay comentarios:

Publicar un comentario