Las operaciones militares deja más de un centenar de mutilados en genitales por año. El programa apunta a contemplar esos casos |
Los Estados Unidos se alista a una nueva misión: desarrollar su propio programa de trasplantes de penes. Se trata de un reto médico que se logró sólo una vez en el mundo, en 2014 en Sudáfrica, y que ahora desde el Hospital Universitario Johns Hopkins (JHU), de Baltimore, quieren poner en práctica con el objetivo específico de ayudar a los soldados mutilados durante las guerras de Irak y Afganistán.
La cifra es impactante. Una publicación del New York Times (NYT) informa que entre 2001 y 2013, 1.367 miembros de las fuerzas armadas sufrieron heridas en los genitales, de acuerdo con cifras del gobierno. Casi todos eran menores de 35 años que fueron heridos por bombas de fabricación casera y algunos perdieron todo o parte de sus penes o testículos.
Si bien la pérdida de extremidades es una problemática conocida como consecuencia de las guerras, las lesiones genitales generalmente quedan envueltas en la vergüenza y no se le brinda a la víctima la debida ayuda.
La medida levantó polémicas. Algunos profesionales opinaron que el trasplante de pene no es esencial para salvar la vida del paciente. Pero, en el NYT, Richard J. Redett, director de cirugía plástica pediátrica y reconstructiva en Johns Hopkins, explica que “carecer del pene y partes del escroto es devastador, porque esa parte del cuerpo está muy fuertemente asociada con tu sentido de identidad como hombre”.
Por ahora, la operación es ofrecida sólo a hombres heridos en combate y no está disponible para personas transgénero, declaró al NYT Andrew Lee, director de cirugía plástica y reconstructiva en Johns Hopkins, quien estimó el costo entre 200 mil y 400 mil dólares por operación. “La intervención debe tomar unas 12 horas. Los cirujanos conectarán entre dos y seis nervios, y seis o siete venas y arterias. Durante las primeras semanas después de la operación, se dejará un catéter para drenar la orina. La función sexual tardará más en desarrollarse probablemente unos cuantos meses”, apuntó.
La idea de la restauración que van a ofrecer es devolverle al miembro sus funciones y no sólo la apariencia.
La cifra es impactante. Una publicación del New York Times (NYT) informa que entre 2001 y 2013, 1.367 miembros de las fuerzas armadas sufrieron heridas en los genitales, de acuerdo con cifras del gobierno. Casi todos eran menores de 35 años que fueron heridos por bombas de fabricación casera y algunos perdieron todo o parte de sus penes o testículos.
Si bien la pérdida de extremidades es una problemática conocida como consecuencia de las guerras, las lesiones genitales generalmente quedan envueltas en la vergüenza y no se le brinda a la víctima la debida ayuda.
La medida levantó polémicas. Algunos profesionales opinaron que el trasplante de pene no es esencial para salvar la vida del paciente. Pero, en el NYT, Richard J. Redett, director de cirugía plástica pediátrica y reconstructiva en Johns Hopkins, explica que “carecer del pene y partes del escroto es devastador, porque esa parte del cuerpo está muy fuertemente asociada con tu sentido de identidad como hombre”.
Por ahora, la operación es ofrecida sólo a hombres heridos en combate y no está disponible para personas transgénero, declaró al NYT Andrew Lee, director de cirugía plástica y reconstructiva en Johns Hopkins, quien estimó el costo entre 200 mil y 400 mil dólares por operación. “La intervención debe tomar unas 12 horas. Los cirujanos conectarán entre dos y seis nervios, y seis o siete venas y arterias. Durante las primeras semanas después de la operación, se dejará un catéter para drenar la orina. La función sexual tardará más en desarrollarse probablemente unos cuantos meses”, apuntó.
La idea de la restauración que van a ofrecer es devolverle al miembro sus funciones y no sólo la apariencia.
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