Foto: Johnny Cabrera. |
17 mayo, 2016 Luisana González
Unos cinco niños salieron despavoridos de un túnel de ramas secas, ayer a las 7:00 de la mañana, en el sector Las Peonías de la parroquia Idelfonso Vázquez, de Maracaibo. Durante su inspección en la zona hallaron unos dedos humanos que sobresalían de la tierra. Avisaron a sus padres y estos se percataron de que era el cuerpo de una persona enterrada.
Cuatro horas más tarde los funcionarios del Cuerpo de Policía Bolivariana del estado Zulia (Cpbez), recibieron el reporte del hallazgo. Con premura se acercaron hasta el sitio, certificaron la denuncia y notificaron la novedad a los detectives del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).
Los uniformados entraron al sector por la trilla que pasa por un lado de un restaurante de comida wayuu. Atravesaron calles angostas y llenas de maleza hasta llegar a unas enramadas que abrían una especie de túnel. Caminaron aproximadamente un kilómetro monte adentro, hasta llegar al lugar donde enterraron el cuerpo. La arena roja con la que lo cubrieron se diferenciaba a la del lugar, de color marrón.Unos cinco niños salieron despavoridos de un túnel de ramas secas, ayer a las 7:00 de la mañana, en el sector Las Peonías de la parroquia Idelfonso Vázquez, de Maracaibo. Durante su inspección en la zona hallaron unos dedos humanos que sobresalían de la tierra. Avisaron a sus padres y estos se percataron de que era el cuerpo de una persona enterrada.
Cuatro horas más tarde los funcionarios del Cuerpo de Policía Bolivariana del estado Zulia (Cpbez), recibieron el reporte del hallazgo. Con premura se acercaron hasta el sitio, certificaron la denuncia y notificaron la novedad a los detectives del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).
Los forenses se protegieron sus manos con guantes de látex y con una pala comenzaron a desenterrar el cadáver que resultó ser de un hombre. La víctima ya estaba descompuesta.
Las moscas lo rondaban. Sus verdugos lo ataron de pies y manos, le amarraron un suéter en el cuello y lo lanzaron boca abajo, en el hueco que cavaron de un metro de profundidad.
El ultimado vestía un jean oscuro, tipo “tubito” y gomas marrones. Estaba sin franela. Esta la hallaron debajo de su cuerpo rígido cuando lo alzaron para acostarlo en la bandeja de acero inoxidable que engavetaron en la furgoneta del Cicpc.
Al fallecido, que permanece sin identificar, lo trasladaron hasta el cementerio Corazón de Jesús, en La Limpia, por su avanzado estado de descomposición.
Los sabuesos indicaron que la data de muerte del hombre era de aproximadamente de tres días. El móvil del hecho es la venganza.
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