Los comerciantes asiáticos, de un establecimiento cercano al semáforo
del Kilómetro 4, cerraron las puertas al escuchar una ráfaga de
disparos. "La gente comenzó a correr y nosotros cerramos", explicó uno
de los testigos. Atemorizado, no sabía con qué palabras describir el
momento. Desde una motocicleta tirotearon a Dagoberto León (38) y a su
acompañante, una mujer, aún por identificar.
La Policía científica traslada el cadáver a la morgue forense. (Foto: Archivo) |
José Antonio González
Maracaibo
jgonzalez@laverdad.com
Los comerciantes asiáticos, de un establecimiento cercano al semáforo del Kilómetro 4, cerraron las puertas al escuchar una ráfaga de disparos. "La gente comenzó a correr y nosotros cerramos", explicó uno de los testigos. Atemorizado, no sabía con qué palabras describir el momento. Desde una motocicleta tirotearon a Dagoberto León (38) y a su acompañante, una mujer, aún por identificar. Apenas se bajaron de un carrito por puesto los hirieron.
El comerciante escuchó ayer, a las 3.00 de la tarde, las detonaciones, saltó del mostrador, miró a la calle y vio una multitud de gente correr en busca de refugio y de inmediato cerró sus puertas.Los comerciantes asiáticos, de un establecimiento cercano al semáforo del Kilómetro 4, cerraron las puertas al escuchar una ráfaga de disparos. "La gente comenzó a correr y nosotros cerramos", explicó uno de los testigos. Atemorizado, no sabía con qué palabras describir el momento. Desde una motocicleta tirotearon a Dagoberto León (38) y a su acompañante, una mujer, aún por identificar. Apenas se bajaron de un carrito por puesto los hirieron.
En el momento de la confusión llegó una comisión de la Guardia Nacional y la Policía municipal de San Francisco. Levantaron a los heridos y los llevaron al Hospital Manuel Noriega Trigo. Tres horas más tarde falleció la mujer y Dagoberto está recluido bajo observación médica.
En la parada de la ruta El Soler, en el Kilómetro 4 vía a Perijá, se estacionó el carro, Dagoberto bajó con su acompañante y los tirotearon. "Dos hombres en moto le dispararon", contó una señora que atiende una mesa de alquiler de teléfonos para llamadas y cuando los vio disparar se escondió.
A pocos metros de donde cayeron los cuerpos, estaba una joven vendiendo golosinas y contó que "por estar escuchando un 'brollo'" no se preocupó en mirar, siguió hablando por su celular, mientras que los demás presentes se escondían debajo de su mesa o detrás de cualquier muro que pudiesen.
Un vendedor de mangos explicó que Dagoberto recibió un disparo en su brazo derecho, espalda y uno que le rozó la cabeza.
La Policía científica llegó al lugar y se entrevistó con varios testigos para esclarecer el caso. En el hospital levantaron el cadáver y lo trasladaron hasta la morgue. Se conoció que Dagoberto trabaja como albañil.
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