NACIONALES
JUEVES 26 DE ABRIL DE 2012
Hace 137 años, un día como hoy, en la población de Choroní, estado Aragua, nació Laura Evangelista Alvarado Cardozo, madre María de San José, quien murió en Maracay el dos de abril de 1967 a los noventa y dos años.
Fueron sus padres Clemente Alvarado y Margarita Cardozo. Los estudios primarios los inició en su pueblo natal y los culminó en la capital aragueña.
Desde su infancia llevó una vida cristiana ejemplar. A los cinco años de edad se trasladó con su familia a vivir en la ciudad de Maracay, capital del mismo Estado. A los trece, se consagró al Señor cuando en su Primera Comunión el 8 de Diciembre de 1988, día de la Inmaculada Concepción de María Santísima, le hace su voto de virginidad. De aquí y hasta su muerte vivirá sólo para El, en pobreza y humilde sencillez.
Desde muy joven tuvo una vida dedicada a Dios y al servicio de los más necesitados. Fundadora en Venezuela de la congregación de las Hermanas Agustinas Recoletas.
Desde muy temprana edad se dedicó a la enseñanza y la preparación de los niños que recibían la Primera Comunión.
En noviembre de 1893, al ser fundado el hospital San José por el presbítero Vicente López Aveledo, párroco de Maracay, se dedicó al cuidado de los enfermos como hermana hospitalaria y junto con otras jóvenes de igual vocación, el 22 de enero de 1901 fue consagrada como hermana hospitalaria agustina, adoptando el nombre de Sor María de San José.
Junto con las hermanas de su congregación, María de San José atendió además del hospital de San José, otros establecimientos similares como el hospital de San Vicente Paúl, de La Victoria, fundado en mayo de 1902, el asilo La Inmaculada Concepción de Maracay, fundado en febrero de 1905, el hospital Santa Ana, de Coro (1909), el hospital Mercedes, de Calabozo (1910), el asilo San José de Barquisimeto (1918) y otros hospitales, albergues para ancianos, orfelinatos, escuelas y colegios de Los Teques, San Felipe, Caracas, Tinaquillo, Coro, Maracaibo, Valencia, Nirgua, Puerto Cabello, durante las décadas siguientes.
Como miembro fundadora de las Hermanas Agustinas Recoletas, la Madre María de San José, redactó sus Constituciones, que fueron aprobadas el 31 de agosto de 1931 por el arzobispo Felipe Rincón González.
En 1950 la congregación fue agregada a la orden de los recoletos de San Agustín y tomó el nombre de Hermanas Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús. Dos años después dicha asociación fue elevada a congregación de derecho pontificio.
En 1966, hacia el fin de sus días, la Madre María de San José se proponía fundar dentro de la congregación una rama de hermanas dedicadas a la adoración perpetua del Santísimo Sacramento de la Eucaristía.
Muchas fueron las obras hechas por esta congregación en el país, dirigidas por la Madre María de San José, desde orfelinatos hasta asilos de mendigos, casas maternas, hospitales, escuelas, albergues, y otras. Después de una fructífera vida de sacrificio, caridad y ferviente amor por Jesús Eucaristía, muere santamente .
Sus exequias se efectuaron con emotivas honras fúnebres, luego de permanecer sus restos tres días en capilla ardiente. Hoy, reposan en la Capilla de las Hermanas Agustinas del Hogar “Inmaculada Concepción” de Maracay donde transcurrió la mayor parte de su vida.
Desde 1967 numerosas personas visitan diariamente el sepulcro de nuestra Madre María, en actitud de súplicas o de acción de gracias por continuos favores recibidos. Su fama de santidad trascendió las fronteras de la patria, lo que motivó la apertura del proceso de Beatificación por parte de las Hermanas con la asesoría del P. Eugenio Ayape (Agustino Recoleto). Se comienza entonces con la investigación y recopilación de datos, documentos y testimonios y en la publicación de varias obras de carácter histórico, más un boletín trimestral informativo.
En octubre de 1983, por solicitud del padre Romualdo Rodrigo, se inició su causa de canonización declarándosela Sierva de Dios (1985). Luego de esto, el 7 de marzo de 1992, el papa Juan Pablo II declaró la heroicidad de sus virtudes, con lo cual adquirió el título de Venerable, con lo cual adquirió el título de Venerable. El 7 de julio de 1995 se convirtió en la primera beata venezolana tras comprobarse el milagro de curación que obró en la hermana Teresa Silva, enferma de osteoartrosis durante 26 años (1956-1982), el papa Juan Pablo II, en un acto realizado en la plaza San Pedro en Roma, la declaró convirtiéndose así, la madre María de San José, en la primera venezolana que alcanza tal jerarquía en Iglesia Católica.
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