"Ahora por lo menos venir será seguro para ellos",
ha declarado con buen humor una autoridad local,
tras el simbólico anuncio.
El abrazo que simboliza la reconciliación entre Gipuzkoa e Islandia.
Foto: Diputación de Gipuzkoa
El pasado 22 de abril, una placa fue instalada en la localidad islandesa de Holmavik, en la región de los Fiordos del Oeste, para conmemorar la matanza de 32 balleneros guipuzcoanos en 1615.
El acto estuvo presidido por el ministro de cultura de Islandia, Illugi Gunnarson; el diputado general de Gipuzkoa, Martín Garitano; y la diputada foral de Cultura, Ikerne Badiola. Durante el mismo, el comisionado de los Fiordos del Oeste, Jónas Guðmundsson, revocó la orden que permitía asesinar a cualquier vasco que fuese divisado en la región.
Aunque la derogación es púramente simbólica (es evidente que otras leyes del país nórdico prohíben no solo el asesinato de vascos, sino el propio concepto de asesinato en sí), Guðmundsson ha respondido con buen humor cuando fue preguntado si con esta derogación espera un incremento de turistas vascos a la región. "Ahora por lo menos venir será seguro para ellos", bromeó.
Los 32 balleneros guipuzcoanos fueron asesinados en septiembre de 1615, después de que sus embarcaciones naufragaran a consecuencia de una tormenta y se vieran obligados a refugiarse en Islandia, donde mantuvieron una serie de enfrentamientos con las autoridades locales.
Ese mismo año, Jon Gudmundsson, conocido como Jon Laerdi, El Sabio, escribió un ensayo en el que denunció aquellos sucesos bajo el título: La verdadera historia del naufragio y matanza de los españoles (vascos).
En el acto del 22 de abril, el diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, y Magnus Raffnson, descendiente de uno de los autores de la matanza, simbolizaron con un abrazo "la reconciliación de las dos comunidades".
Pese a los cruentos hechos de 1615, las investigaciones históricas, excavaciones y documentos lingüísticos hallados demuestran que a lo largo del siglo XVII la presencia de vascos en Islandia fue muy relevante y la relación con los islandeses resultó muy fructífera, tanto en términos comerciales como culturales.
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