Santilla pintaba en el frente de su casa. Una moto rondaba la zona, medían los pasos y estudiaban cómo asesinar a su víctima. Los empleados de los comercios de la calle abrían sus puertas, sacaban las sillas plásticas y mesas, se preparaban para una noche de fin de semana de quincena, explicó un vendedor de comidas bajo anonimato.
El charco de sangre permanecía en el frente de la vivienda. (Foto: José Nava) |
El rugir del tubo de escape de una motocicleta causa terror en la colectividad. Los antisociales asesinaron de cuatro balazos a Jonathan Santilla, de 35 años, en la calle 5 del sector 10 de San Jacinto. Los policías presumen que estaba en malos pasos "para que lo mataran así". Vivía desde hacía poco tiempo en el sector, comentaron los vecinos.
Santilla pintaba en el frente de su casa. Una moto rondaba la zona, medían los pasos y estudiaban cómo asesinar a su víctima.
Los empleados de los comercios de la calle abrían sus puertas, sacaban las sillas plásticas y mesas, se preparaban para una noche de fin de semana de quincena, explicó un vendedor de comidas bajo anonimato. A las 6.40 de la tarde de ayer sonaron cuatro detonaciones; una moto que huía y una familia que gritaba.Santilla pintaba en el frente de su casa. Una moto rondaba la zona, medían los pasos y estudiaban cómo asesinar a su víctima.
La gente se metía a sus hogares "y yo me escondía detrás de un muro, al ver la moto cerré el portón del local". Los Santilla pedían auxilio frente a la vivienda, mientras que un pariente llamó a otro, este llegó en un camión 350, azul, montaron a Jonathan y lo llevaron hasta el Hospital Adolfo Pons. Unos 60 minutos más tarde murió con dos heridas de bala en la cabeza y otra en un brazo.
Frente a la casa naranja, donde Jonathan no tenía ni 12 meses viviendo, llegó la Policía regional y la Policía científica para estudiar y analizar las evidencias de interés. Unos murmuraban que podría estar inmerso en delitos, pero no lo confirmaron. Mientras que los vecinos de a poco abrían sus negocios. Algunos miraban para la casa con curiosidad y otros caminaban con cautela observando los fluidos de Jonathan en el suelo.
En el centro de salud, Fredy Nava, padrastro de la víctima, contó que su allegado trabajaba como taxista y tenía tres hijos. Otros aseguraron que era cuñado de un funcionario de la Policía regional. Los detectives manejan el caso como una venganza y comenzaron las averiguaciones y la búsqueda de cintas de video en alguna cámara de seguridad del sector.
Información de:
http://www.laverdad.com
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