El número de muertos por un ataque lanzado la madrugada del sábado
contra una base de las Fuerzas Aéreas indias en la provincia norteña del
Punjab se elevó hoy a once, después de que un guardia de la seguridad
nacional falleciese durante las operaciones para repeler la ofensiva,
que aún continúan.
El director general de Inteligencia de la Policía provincial, Anil
Kumar Sharma, informó a Efe de que la operación de las fuerzas de
seguridad sigue en marcha en el "interior" de la base más de 30 horas
después del comienzo de la acción.
Detalló que el Ejército está presente en el lugar y que la policía está
coordinando las acciones desde el exterior y las zonas colindantes a
las dependencias atacadas, que ocupan un área de "gran" extensión.
El Ministro indio de Interior, Rajnath Singh, confirmó en su cuenta de
Twitter que un teniente coronel de la Guardia de Seguridad Nacional, un
contingente antiterrorista, pereció durante las "operaciones de
limpieza".
Además de este agente, otros tres efectivos policiales sucumbieron a
sus heridas en las últimas horas y que se suman a otros dos confirmados
ayer por las autoridades.
"Los decesos adicionales se deben a que tres miembros del DSC (Cuerpo
de Seguridad de Defensa) fallecieron en el hospital durante la noche",
explicaron fuentes del Ministerio de Defensa al diario local The Hindu.
La acción comenzó sobre las 3.30, hora local (22.00 GMT) del sábado en
el distrito de Pathankot, situado a pocos kilómetros de la frontera con
Pakistán, y durante las primeras horas de los enfrentamientos al menos
cuatro insurgentes fueron abatidos.
Las plataformas de vigilancia aérea "detectaron" a los atacantes en
cuanto accedieron a la base, ya que las Fuerzas Aéreas estaban sobre
aviso de un posible ataque y habían tomado medidas para repelerlo,
indicó ayer el Ministerio de Defensa en un comunicado.
"Los infiltrados fueron confrontados inmediatamente y confinados a un
área limitada, evitando de este modo que entrasen en la zona técnica en
la que están estacionados bienes de gran valor", detalló el
departamento, al agregar que su objetivo era "posiblemente" destruir ese
material.
Islamabad condenó el suceso en un comunicado y aseguró que sigue
"comprometido" a colaborar con la India y otros países de la región para
erradicar la amenaza terrorista.
El ataque se produce después de que el primer ministro indio, Narendra
Modi, realizase la semana pasada la primera visita de un máximo
mandatario indio a Pakistán en once años para reunirse con su homólogo,
Nawaz Sharif, apenas dos semanas después de que ambos países acordasen
iniciar un diálogo de paz.
A finales del pasado julio, un grupo de atacantes con uniforme militar
se atrincheraron durante diez horas en una comisaría del Punyab, en una
acción que causó la muerte a diez personas, entre ellas tres civiles,
cuatro policías y tres asaltantes.
El Punjab es fronterizo con Cachemira, región disputada entre la India y
Pakistán y su principal punto de enfrentamiento, por la que libraron
dos guerras y varios conflictos menores desde la partición del
subcontinente y la creación de ambos países en 1947
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